En post anteriores hablamos de la autoeficia, hoy la relacionamos con las inteligencias múltiples y nos centramos en la lingüística y la lógico-matemática ¡Quédate para saber más!

En los dos últimos capítulos hablamos de los ingredientes que conformaban la fórmula del éxito en el aprendizaje de nuestros alumnos: las experiencias directas, las experiencias vicarias, la persuasión verbal y la activación psicológica y emocional. Todas estas fuentes alimentan la raíz de la autoeficacia, clave en el proceso de aprendizaje.

Utilizando estos elementos como base, debemos proporcionar a nuestros alumnos, las  experiencias de éxito que les permitan sentirse capaces de alcanzar sus metas de aprendizaje con una mayor seguridad y confianza en sí mismos.

Ya que nuestros alumnos aprenden de maneras diversas, nuestro método de enseñanza ha de incluir toda esa diversidad que se presenta en el aula, conectando con cada tipo de inteligencia. Por ello, es imprescindible relacionar la teoría de la autoeficacia con la teoría de las inteligencias múltiples desarrollada por Howard Gardner (1983).

Para conseguir un aprendizaje significativo acorde a cada perfil de inteligencias múltiples, el profesor debe trabajar los contenidos desde enfoques diversos, partiendo de las características individuales de cada alumno. De este modo, nuestros alumnos se convierten en verdaderos protagonistas de su propio aprendizaje.

Gardner establece ocho tipos de inteligencias: lingüística, lógico-matemática, espacial, cinestética, naturalista, interpersonal, intrapersonal y musical. Hoy vamos a profundizar en las dos primeras:

Inteligencia lingüística

La inteligencia lingüística la poseen aquellos que tienen la habilidad de expresar verbalmente sus ideas y sentimientos, tienen facilidad para el aprendizaje de idiomas, les gusta leer, contar historias, juegos de palabras, etc.

Pensando en nuestros alumnos, es el caso de aquellos que disfrutan leyendo libros, realizando debates en clase, dialogando, escribiendo diarios, etc.

Para trabajar esta inteligencia, os proporcionamos una serie de sencillas ideas:

  • Crear historias, cómics, poemas, artículos, redactar un diario personal, etc.
  • Inventar textos humorísticos: chistes, pareados, monólogos…
  • Trabajar con herramientas TIC que permitan componer textos en blogs, emails, aplicaciones de texto, etc.
  • Tomar parte en debates y coloquios defendiendo unas ideas.
  • Realizar presentaciones orales y grabaciones para que los alumnos puedan darse feedback entre sí.
  • Aprender idiomas.
  • Participar en concursos literarios.
  • Organizar concursos de vocabulario y ortografía.
  • Promover el uso del diccionario.
  • Organizar una biblioteca de aula.
  • Participar en un club de lectura en el que los alumnos lean libros y luego debatan sobre ellos.
  • Crear un periódico con noticias sobre el centro y su entorno, donde cada alumno o grupo de alumnos tenga un rol o sección a su cargo.
  • Realizar entrevistas periodísticas y reportajes.
  • Diseñar una campaña publicitaria con slogan.

Inteligencia lógico-matemática

Aquellos que tienen facilidad para utilizar los números y sus propiedades y además les gusta explorar, analizar y manipular poseen una inteligencia lógico-matemática.

Podemos potenciarla en aquellos alumnos que disfrutan haciendo cálculo, puzles, experimentos, les gusta buscar respuestas a cuestiones que se les plantean sobre la realidad.

Para trabajar esta inteligencia sugerimos estas actividades:

  • Clasificar datos y comparar elementos por medio de gráficos o diagramas de Venn.
  • Categorizar vocabulario u otro tipo de contenido.
  • Desarrollar experimentos científicos. Realizar cálculos, estimaciones y predicciones.
  • Control de la evolución de los experimentos.
  • Realizar cálculo mental y operaciones matemáticas.
  • Abordar juegos para pensar y problemas matemáticos de manera individual o en grupo.
  • Introducción a la estadística por medio de encuestas en clase y análisis de resultados en gráficos de barras.
  • Crear líneas del tiempo.
  • Participar en olimpiadas matemáticas o de otras áreas científicas.
  • Establecer analogías y diseñar códigos. Trabajar patrones lógicos para hallar un código escondido.
  • Solucionar enigmas, sudokus, puzles y rompecabezas.
  • Realizar esquemas secuenciando una explicación lógica por pasos.
  • Relacionar y buscar conexiones entre ideas aparentemente incoherentes.
  • Trabajar la lógica a través del pensamiento causal.

Hasta aquí hemos aportado algunas sugerencias para potenciar estos dos tipos de inteligencias. ¡Esperamos que os resulten interesantes en vuestra práctica docente diaria! Sin lugar a dudas, una metodología rica en recursos variados, tareas participativas y enfoques diversos es la mejor receta para crear en el aula un entorno de aprendizaje eficaz y motivador que logre estimular todas las inteligencias.

En el próximo capítulo nos centraremos en las inteligencias cinestésica, visual y musical.

¡Hasta pronto!

Autoras: Lourdes Molejón Asenjo y Ana Fernández Viciana
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