¿Cuál es el verdadero motor del aprendizaje? ¿Cómo nace el interés por aprender? ¿Y la motivación para enseñar? Intentamos resolver estas dudas.

Si pensamos en nuestra propia experiencia, nuestros logros han sido el resultado de un profundo deseo de conquistar un objetivo y vernos capaces de alcanzarlo. En esto consiste, precisamente, la autoeficacia, un impulso que nos activa emocionalmente:

“Yes, I can!”

Entre los principios de Cambridge Learning Journey, se concede gran valor a la relación entre el aprendizaje y las emociones. Sin duda, no hay aprendizaje sin emoción: el proceso de aprendizaje siempre está anclado en nuestras propias sensaciones y percepciones. De cómo se sienten nuestros alumnos gracias al ambiente que creamos en el aula, vendrá su predisposición para el aprendizaje.

Como profesores debemos conocer a nuestros alumnos y así poder ayudarles a potenciar su creencia en sí mismos y aumentar su autoeficacia, concepto directamente relacionado con las emociones.

  • Por una parte, un docente con una elevada autoeficacia –creencia en las capacidades de uno mismo– es capaz de:
    • “enganchar” a sus alumnos en su proceso de aprendizaje,
    • llegar a todos por igual, sin importar sus habilidades,
    • motivar a todos
    • crear en el aula un entorno de aprendizaje eficaz.
  • Por otra, sus alumnos se sentirán motivados y su rendimiento será mayor, alcanzando unas metas más ambiciosas.

A lo largo de varios capítulos, iremos desgranando los fundamentos de la autoeficacia, y cómo se relaciona ésta con nuestra labor en el aula por medio de la teoría de las inteligencias múltiples y la evaluación.

Hoy nos vamos a detener en su fundamentación teórica y analizaremos un vídeo muy ilustrativo sobre el poder de nuestras palabras en los demás.

Pero… ¿Qué es la autoeficacia?

El término autoeficacia, según Bandura (1977), es la opinión que cada persona tiene de su propia capacidad para desarrollar una acción y conseguir el resultado esperado. Bandura (1986) relaciona el éxito en el resultado con la creencia de autoeficacia y establece que aquellas personas que se creen más capaces de llevar a cabo una acción suelen obtener mejores resultados.

Esto tiene relación directa con el ámbito docente, ya que aquellos alumnos que confían en sus capacidades obtendrán mejores resultados que los que no lo hacen. Esta relación con el ámbito escolar fue descrita por Tschannen-Moran, Woolfolk-Hoy y Hoy en 1998, quienes reflexionaron sobre la autoeficacia docente y la describieron como la creencia de los profesores sobre su capacidad para planificar y llevar a cabo acciones en el aula con los que se logren los resultados deseados en los estudiantes.

 ¿Cómo son los profesores con una elevada autoeficacia en su trabajo?

  • Muestran una gran implicación y compromiso con la escuela y sus estudiantes.
  • Crean un clima positivo en el aula.
  • Confían en las capacidades de sus alumnos y transmiten altas expectativas, lo que alimenta su autoestima.
  • Planifican sus clases eficazmente para optimizar el tiempo en el aula.
  • Emplean estrategias de control del aula con éxito.
  • Perseveran en su labor docente con aquellos alumnos con dificultades.
  • Son tolerantes ante el error considerándolo como parte fundamental del proceso de aprendizaje.
  • Se adaptan fácilmente a los retos que puedan encontrar en el aula.
  • Utilizan sus propias habilidades en su práctica docente diaria.
  • Muestran mayor interés por experimentar con nuevas metodologías, materiales didácticos y actividades significativas.
  • Creen que todo alumno puede aprender, si se potencian sus talentos.
  • Realizan una evaluación formativa, con seguimiento y feedback en ambas direcciones.

 

En las próximas entradas del Blog, profundizaremos en estas características, así como en las fuentes que sustentan la creencia de autoeficacia.

Para finalizar, os invitamos a ver este vídeo, en el que descubriremos la gran fuerza motivadora de las palabras de aliento y refuerzo positivo de los demás en nuestra propia seguridad y autoeficacia.

 

¿Cuál es el estímulo que reciben las ranitas en apuros?

¿Cómo se sienten unas y otras al descubrir el poder de los demás en nuestras propias acciones?

¿Qué mensaje nos transmite este vídeo sobre nuestra labor docente?

¡Ahora queda reflexionar sobre nuestra práctica diaria en el aula! Seguiremos profundizando en cómo aplicar estos principios en los siguientes capítulos dedicados a la autoeficacia. ¡Hasta pronto!

 

Autoras: Lourdes Molejón Asenjo y Ana Fernández Viciana

 

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«Vale, gira a la izquierda. ¡No, a la otra izquierda! Para aquí. No, me refería a allí». ¿Te suena haber tenido esta conversación en el coche? Enseñar también puede hacernos sentir así muchas veces. Crees que te estás expresando bien, pero nadie parece hacer lo que quieres. Aunque pueda parecer una solución demasiado simple, solo hay que aprender a dar instrucciones más claras. En este post te doy 4 consejos para hacerlo.