Evitar el machismo en clase es fundamental. Con tan solo 5 años, una niña ya cree que es inferior a un niño. Desde las edades más tempranas los niños y las niñas reciben todo tipo de impactos que construyen su forma de pensar y actuar. Aunque las leyes de igualdad hayan avanzado muchísimo en las últimas décadas, la sociedad no ha seguido el mismo ritmo. En la televisión, el cine, la música y la literatura siguen predominando los mensajes machistas, los estereotipos sexistas y la presencia masculina. La educación en los colegios se convierte en una pieza clave para la construcción de una sociedad igualitaria.
¿Cómo evitar el machismo en clase?
Estos consejos para evitar el machisno en clase pueden aplicarse sin que alteren ni los objetivos ni la funcionalidad de los contenidos:
1. Rompamos el techo de cristal
Hay muchos tipos de actividades que en su enunciado y desarrollo tienen como protagonistas a personas de diferente género y profesión. Para no caer en los tópicos machistas como «el jefe y la secretaria», lo ideal es invertirlos cuando esto ocurra, así ellas no se verán siempre en el nivel inferior. Así ellas también aspirarán a ser las jefas, las médicas, las presidentas…
2. No me cuentes cuentos
Cuando se trabaja sobre historietas, aparte de fijarnos en quién las protagoniza, hay que mirar cómo se desarrolla la historia: ¿las chicas tienen peso en la trama o solo son un complemento (madre o novia) del protagonista hombre? ¿la historia acaba en amor eterno y matrimonio? Los cuentos infantiles habitualmente atribuyen un papel pasivo a las mujeres y repiten constantemente el «se casaron y fueron felices». Una forma de fomentar la independencia y la amistad es analizar con el alumnado este tipo de contenidos de una forma crítica: «No siempre tienen que casarse, pueden ser amigos», «La chica también puede rescatar al chico», «Cuando alguien te salva no tienes por qué enamorarte ni casarte con esa persona», etc.
3. Ellas y ellos
En los grupitos que se van formando en clase, es muy habitual encontrar mayoría de un género. Esto es algo que se escapa a nuestro control, pero sí podemos intentar evitarlo lo máximo posible con las actividades en clase. Para ello hay que olvidarse completamente de dividir por sexos, y por otro lado, en los grupos de trabajo procurar que haya un número equilibrado de chicos y chicas.
4. Somos lo que vemos
Las imágenes de los materiales educativos suelen contener estereotipos sexistas, como madres limpiando las casas y padres leyendo el periódico en el sofá, niñas vestidas de rosa con falda y niños con pantalones y con colores variados: azul, rojo, negro o verde. De manera inconsciente se busca la representación más sencilla y es probable cometer estos errores. Hay una gran cantidad de imágenes en internet que rompen con estos estereotipos y que son muy útiles a la hora de elaborar nuestras propias actividades que ayuden a contrarrestarlos.
5. El lenguaje también es un elemento clave en la construcción de las ideas
Las chicas han tenido que acostumbrarse a ser representadas por el género masculino, y esto con el paso del tiempo consigue invisibilizarlas aún más. Al principio es complicado hablar de forma inclusiva, pero con la práctica es pan comido. Muchas instituciones han elaborado guías de lenguaje inclusivo con cantidad de fórmulas que pueden ser muy útiles.
6. Micromachismos
Para trabajar la igualdad de forma efectiva y conseguir que el alumnado se interese y se involucre, funciona muy bien la detección de micromachismos. Tras algunas actividades fáciles, como encontrarlos en los deportes (diferentes uniformes para chicos y chicas), en los juguetes (muñecas VS superhéroes), en los programas de la tele (las chicas son jóvenes y van con tacones y vestido, ellos mayores y ropa informal), asimilan esta búsqueda en su día a día y hacen que su alrededor también los vea.
7. Lo importante es participar
Todos los estudios coinciden en que las niñas se cohíben ante la presencia masculina, sobre todo en el recreo, y van cediendo el espacio progresivamente. Hay varias fórmulas para contrarrestar esto en clase: procurar que participen en las intervenciones de forma equilibrada, no dejar que las interrumpan y animarlas a ser portavoces en los grupos.
8. Discurso femenino
Por inercia, cuando se busca un tono neutro en el discurso, se utiliza el sujeto masculino, y al final se asimila que es lo más correcto, hay que cambiar esta costumbre. Lo ideal es aplicarlo siempre que sea posible y aprovechar también para incluir el sujeto femenino con mensajes igualitarios: «Las chicas pueden hacer las mismas cosas que los chicos» , y también en formato negativo «Algunas mujeres no cobran lo mismo que sus compañeros hombres».
Encuentra más consejos utiles para profesores en el Blog de Cambridge.
Evita el machismo en clase ¡La igualdad también se aprende!