Hoy abordaremos uno de los aspectos esenciales en la educación y una de sus competencias básicas: El sentido de iniciativa y espíritu emprendedor. Trataremos de explicar cómo desarrollarlo a través de ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos);  ya que el uso sistematizado  de esta metodología activará la competencia de aprender y de emprender.

Como hemos venido señalando en anteriores post, el ABP necesita del espíritu emprendedor individual y de grupo para lograr los siete escalones:

  1. Un reto.
  2. Investigación profunda.
  3. Autenticidad.
  4. Decisiones de los alumnos.
  5. Reflexión.
  6. Crítica y revisión.
  7. Producto final público.

Pero más allá de subir peldaño a peldaño, tenemos que ser conscientes que trabajar en ABP nos ayudará a desarrollar el talento emprendedor y trabajar esta competencia. Dado que las competencias no se enseñan, se entrenan, para instruirse en este tipo de competencias, es inevitable el cambio metodológico, en este caso será el Aprendizaje Basado en Proyectos.

 

¿Qué conseguiremos entrenar a través de ABP en lo relativo al espíritu emprendedor?

Incentivando el espíritu y talento emprendedor a través de ABP  tratamos en definitiva de abrir a nuestro alumnado nuevas ventanas a la realidad, hacerles ver que pueden, que son capaces. Logrando pequeños retos les hacemos visibles que pueden lograr otros objetivos que se propongan y ser emprendedores.

  1. Impulsaremos la educación emprendedora a través de retos, que serán muy protagonistas a lo largo de la vida de nuestro alumnado. Generaremos actividades de aprendizaje más creativas y motivadoras a través de proyectos, en los que los alumnos irán asentando conocimientos y adquiriendo otros.
  2. Learning by doing : aprendizaje a través de la práctica como se hace en las empresas. Viviremos el progreso, el fracaso, la frustración, pero también la alegría, la satisfacción, la perseverancia…

    “Estoy convencido de que lo único que separa a los emprendedores con éxito de los que han fracasado es la perseverancia” – Steve Jobs

  3. Potenciaremos el trabajo en proyectos reales, crearemos entornos de aprendizaje cercanos a la vida real, como os mostrábamos en el post anterior sobre el proyecto de cafetería de cereales.
  4. Ampliaremos la visión del conocimiento: los proyectos como la creación de una cafetería de cereales, en el que elementos de varias materias se entrelazan, son motivadores, innovadores, estimuladores de la creatividad; olvidaremos el aprendizaje fraccionado por materias integrándolo en una nueva realidad: los proyectos.
  5. Trabajaremos durante el proceso actitudes reflexivas, inconformistas y colaborativas tan esenciales para la vida adulta. Desarrollarán espíritu crítico, autonomía personal, seguridad en sí mismos, organización, toma de decisiones, tan vinculados con la inteligencia emocional.
  6. Por último, con el producto final mostraremos a nuestro alumnado que la nota del examen no es el único fin, sino que la evaluación del producto final tienen utilidad y relevancia, ya que son el fruto de su trabajo y esfuerzo tanto individual como del grupo.

«Una onza de acción vale una tonelada de teoría”.- Ralph Waldo Emerson

 

Autora: Miriam Diana García Mascaraque

 

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