"aprender a aprender" según el Marco Cambridge. Aprende más sobre cómo aplicar estas ideas en el aula.
¿Puede el aula de inglés convertirse en un espacio donde el alumno aprenda a aprender? ¿Pueden los profesores desarrollar estrategias para ayudar a sus alumnos durante el proceso? En este artículo se presentan argumentos que demuestran que la respuesta a ambas preguntas es sí. Descubre qué es «aprender a aprender» y algunos ejemplos para llevarlo a la práctica con tus alumnos.

Cuando buscamos entender un concepto, es crucial identificar sus ideas clave y cómo se relacionan entre sí. También puede ser útil visualizar estas ideas para una comprensión más clara. En esta sección, exploraremos qué significa «aprender a aprender» y cómo se integra en el Marco Cambridge de competencias para la vida.

¿Qué es «aprender a aprender»?

Cuando tratamos de comprender un concepto, necesitamos identificar sus ideas clave y también las conexiones entre ellas. También podría resultar útil desarrollar una representación visual de las ideas clave que caracterizan el concepto. Eso es lo que haremos en esta sección.

Definición de «aprender a aprender»

Según el Marco Cambridge de competencias para la vida, «aprender a aprender» es una de las seis competencias clave que todos los alumnos deben desarrollar, no solo para los estudios, sino también para la vida. La definición propuesta es la siguiente:

«Los alumnos desarrollan competencias prácticas para impulsar su aprendizaje, hacerse con el control de este y reflexionar sobre sus propios avances».

Presta atención a algunas de las ideas contenidas en tal definición: «aprender a aprender» conlleva la adquisición de «competencias prácticas» cuyo objetivo es servir de «impulso» y permitir a los alumnos ejercer el «control» de su propio aprendizaje.

Como es de competencias de lo que se trata, nos estamos refiriendo a algo que se puede enseñar y, por ende, aprender. Recuerda, también, que estas competencias son de índole práctica, por lo que constituyen algo que los alumnos pueden hacer. A mí me gusta pensar en ellas como en acciones, sin olvidar que pueden ser físicas (por ejemplo, el diseño de un plan de estudio), cognitivas (por ejemplo, la evaluación de posibles estrategias) o de ambos tipos (por ejemplo, el manejo de actitudes y emociones).

 

Acción y reflexión

En otras palabras, la acción es un aspecto importante de todas estas competencias que caracterizan el «aprender a aprender», pero también lo es la reflexión. No basta que los alumnos desarrollen competencias prácticas que puedan impulsar su aprendizaje y les ayuden a hacerse con el control de este, sino que también deben «reflexionar sobre sus propios avances», de forma que puedan evaluar lo que ha ido bien y no tan bien (y las razones que lo expliquen), así como lo que harían de otra forma en una situación parecida la próxima vez.

Como demuestra la ilustración de abajo, yo entiendo este proceso de acción-reacción como un ciclo en el que una fase lleva a la otra, y vuelta a empezar. Después, se repite el ciclo con una nueva serie de sucesos.

"aprender a aprender" en clase

 

La puesta en práctica de estas ideas

Es probable que, llegados a este punto, te estés preguntando, y con razón: «Pero, ¿cómo puedo yo llevar a la práctica todas estas ideas? ¿Cómo puedo ayudar a mis alumnos adolescentes a desarrollar estas competencias prácticas? ¿Cómo puedo invitarles a reflexionar sobre sus avances?».

A continuación encontrarás una lista de estrategias que podrían servir de ayuda a los profesores.

 

1. Descúbreles estrategias de aprendizaje

Cada persona aprende a su manera, pero las preferencias personales no son estáticas. Se puede aprender a aprender de maneras que no habíamos explorado antes, y acabar apreciando estas formas nuevas de hacerlo. Por ejemplo, puede que tus alumnos no hayan probado nunca a grabarse a sí mismos diciendo palabras que han aprendido y frases con dichas palabras. Puede que no lo hayan hecho nunca por la sencilla razón de que nunca se les haya ocurrido, que esta acción les puede ayudar a aprender vocabulario nuevo. No obstante, una vez que descubran esta estrategia, puede que a algunos de ellos les sirva para aprender vocabulario.

Puedes ayudar a tus alumnos a desarrollar un amplio repertorio de estrategias de aprendizaje e invitarles a emplearlas en ciclos de acción-reacción; descúbreles las estrategias de una en una. Pídeles a los alumnos que utilicen una estrategia y reflexionen sobre ella (lo que les ha gustado, lo que han conseguido, las dificultades que se han encontrado en el proceso y cómo se han enfrentado a tales dificultades).

 

2. Fomenta la autoevaluación

Al final de un ciclo de aprendizaje (una clase, una unidad del libro de texto…) siempre es buena idea pedir a los alumnos que autoevalúen su aprendizaje. Lo ideal sería que esta autoevaluación incluya frases que subrayen lo que son capaces de hacer los alumnos (por ejemplo: «soy capaz de hablar del tiempo») y que no sea una mera lista de vocabulario o cuestiones gramaticales que hayan estudiado recientemente.

Lo ideal es invitar a los alumnos a reflexionar sobre lo que han aprendido a hacer y a evaluar si es o no necesario que practiquen más. En otras palabras, la autoevaluación debería constituir una reflexión sobre la acción que pueda, a su vez, dar pie a una nueva acción. Si los alumnos sienten que necesitan más práctica en algún área concreta, pueden diseñar un plan de estudio (lo que van a hacer, cómo lo van a hacer, con quién, para cuándo), poner en práctica el plan y autoevaluar esa misma área una vez hayan completado su estudio.

 

3. Explora los objetivos de cada unidad

A menudo, los objetivos de las unidades de los libros de texto aparecen en la primera página de estas. Dichos objetivos se convierten en un valioso material cuando buscamos que los alumnos desarrollen competencias relacionadas con el «aprender a aprender». Una posibilidad sería leer los objetivos de la unidad con los alumnos y, después, pedirles que rellenen las dos primeras columnas de una tabla KWL: en la columna de la izquierda registrarán su conocimiento anterior sobre ese tema, y en la columna central, lo que les gustaría aprender.

Tras trabajar en la unidad, retoman sus tablas KWL, leen lo que han escrito anteriormente y añaden lo que han aprendido en la columna de la derecha. Pueden también reflexionar sobre cualquier posible brecha entre el contenido de la columna del centro (W) y el de la columna de la derecha (L). Si existe tal brecha, pueden planear y desarrollar una investigación a fin de colmarla.

K W L
What I know What I want to know Things I learnt

 

4. Fomenta la categorización del vocabulario

Existen numerosas maneras de organizar el vocabulario: mapas mentales, listas, categorías, diagramas y tablas, entre otras muchas. A los alumnos les conviene estar expuestos al mayor número posible de estrategias de categorización, pero siempre es recomendable apelar a su conocimiento y su experiencia a la hora de abordarlas. Por ejemplo, si los alumnos acaban de aprender vocabulario relacionado con los sitios de la ciudad, podrías sugerirles un diagrama de Venn para que categoricen el vocabulario nuevo: en un círculo, los alumnos incluyen «lugares a los que voy con mis amigos», en otro, «lugares a los que voy con mi familia», y en la intersección, «lugares a los que voy con mi familia y con mis amigos».

Para incorporar un elemento de reflexión en este proceso, haz la siguiente pregunta a tus alumnos: «¿Te parece esta una buena manera de organizar el vocabulario nuevo? Por qué / Por qué no ¿De qué otras formas podría categorizarse este conjunto de vocabulario?».

 

Estrategia transversal: incorpora el «factor adolescente»

Es este artículo, he hablado de estrategias para enseñar a los alumnos adolescentes a «aprender a aprender». Me gustaría añadir que todas las estrategias aquí mencionadas podrían reforzarse si incluyeran uno o dos factores de los que se sabe que fomentan la participación del alumno adolescente en su propio aprendizaje:

Principalmente: (1) fomentar la independencia partiendo de cierta base de apoyo; (2) facilitar el desarrollo de los lazos grupales; (3) abordar los intereses de los alumnos, por ejemplo: la música, los videojuegos y la tecnología.

Algunos profesores podrían temer que, si enseñan a sus alumnos cómo aprender de forma autónoma el resto de sus vidas, ellos perderán su relevancia. Sin embargo, este argumento no se sostiene. Enseñar a los alumnos a «aprender a aprender» no implica que las responsabilidades de los profesores desaparezcan. Se les seguirá necesitando para guiar a los alumnos en su proceso de «aprender a aprender», para ayudarles a plantearse preguntas importantes, para escuchar sus dudas, para descubrirles nuevas estrategias… En definitiva, para respaldarles durante los ciclos de acción-reflexión presentes y futuros.

Tenemos mucho más contenido que ofrecerte si deseas seguir leyendo sobre «aprender a aprender». ¿Por qué no empiezas por «Cambridge Life Competencies: Learning to Learn»?

 

Denise Santos, Materials Writer, Educator, Researcher

Cambridge University Press & Assessment

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