A lo largo de algunos de los últimos post en el blog hemos recorrido un interesante viaje por etapas, en el que hemos ido descubriendo la estrecha relación entre las inteligencias múltiples y la autoeficacia (El poder de la autoeficacia, Las fuentes de la autoeficacia (I), Las fuentes de la autoeficacia (II), La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.I), La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.II), La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.III).
Nuestro punto de partida comenzó con la definición de la autoeficacia y el análisis de las cuatro fuentes que la conforman:
- Las experiencias directas
- Las experiencias vicarias
- La persuasión verbal
- Activación psicológica y emocional
Todas ellas son importantes para desarrollar una autoeficacia elevada. A través de nuestras propias vivencias, generamos una percepción sobre nuestras capacidades (experiencias directas); la observación de la gente que nos rodea también nos ayuda a emular conductas de éxito e incorporarlas en nuestro repertorio personal (experiencias vicarias); los comentarios positivos y negativos que otras personas hacen de nuestras acciones, refuerzan o debilitan nuestra autoeficacia (persuasión verbal); y por último, los estados de ánimo que experimentamos ante cualquier aprendizaje influyen profundamente en este proceso (activación psicológica y emocional).
En las siguientes etapas de nuestro viaje,Las fuentes de la autoeficacia (I) y Las fuentes de la autoeficacia (II), vimos que nuestros alumnos llegan al aula cargados con una “mochila” llena de experiencias de éxito y fracaso, resultante de las fuentes de autoeficacia señaladas. Todos ellas determinarán su actitud ante el aprendizaje y su deseo de vencer los posibles obstáculos que se presenten en el camino. Es, por tanto, de vital importancia conectar con sus emociones para que se sientan realmente motivados y capaces de alcanzar los objetivos que se plantean en el proceso de aprendizaje.
En la película “En busca de la Felicidad”, interpretada por Will Smith y su propio hijo, descubrimos un ejemplo muy inspirador de la fuerza que tiene la persuasión verbal en cada uno de nosotros, especialmente en los niños. El padre a través de sus palabras sobre la importancia de perseguir sus sueños, se convierte en un verdadero “influencer” que sirve de impulso a su autoeficacia y fomenta su motivación por alcanzar sus metas. Os animamos a ver este vídeo e interiorizar su mensaje:
En efecto, como dijo M. Jacobson “Detrás de cada niño que cree en sí mismo, antes hubo un adulto que creyó en él”, lo que demuestra el gran poder de los “influencers” en potenciar la autoeficacia en los niños, tanto en su entorno familiar como en el contexto escolar. Los profesores jugamos un papel primordial en el desarrollo de la confianza en sí mismos y su autopercepción de sus capacidades, como impulso para su aprendizaje.
Para lograr potenciar las capacidades y habilidades de nuestros alumnos, es necesario descubrir sus inteligencias múltiples, pues así comprenderemos su forma de aprender y en qué aspectos destacan.
En etapas anteriores, La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.I), La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.II), La autoeficacia y su relación con las inteligencias múltiples (Vol.III), desarrollamos cada una de las inteligencias y aportamos distintas ideas para trabajarlas en el aula. En base a nuestra experiencia en el aula, la creciente diversidad entre nuestros alumnos, hace imprescindible un enriquecimiento de nuestra metodología para integrar actividades diversas que estimulen a todos los alumnos a través de las inteligencias múltiples: inteligencias lingüística, matemática, cinestésica, visual, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista.
Esperamos que este recorrido os haya resultado interesante para dar a conocer la gran relevancia de la autoeficacia en la enseñanza y cómo se relaciona con las inteligencias múltiples. Entre todos podemos impulsar el motor de aprendizaje en todos y cada uno de nuestros alumnos: su predisposición para aprender deriva de cómo se sienten en el aula. Sin duda, no hay aprendizaje sin emoción.
Muchas gracias por seguirnos en este viaje y esperamos volver a vernos pronto.
Autoras: Lourdes Molejón Asenjo y Ana Fernández Viciana