En este primer artículo de nuestra nueva serie «How to...», hablamos con Susie Ashfield. Susie es coach de habla en público y la fundadora de Speak2Impact Su trabajo consiste en ayudar a sus clientes a comunicarse de forma que queden bien, suenen bien y se sientan bien a la hora de presentar contenidos bajo presión. Aquí, comparte algunas ideas sobre cómo hacerse con la atención de la clase.

La clave del liderazgo es una comunicación efectiva, lo que hace de esta última un aspecto crucial de la gestión de una clase. La forma en que interactúas con tus alumnos desempeña un papel importante en su forma de aprender. Por tanto, es fundamental crear un entorno que te permita mantener la autoridad y el respeto mientras das clase. Estos son mis consejos más importantes para lograr este objetivo tanto en el aula física como en el aula virtual.

 

Aula física: El lenguaje corporal es clave

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Ya lo habrás oído decir antes, pero utilizar un lenguaje corporal que transmita confianza es la principal forma de expresar autoridad sin decir una palabra. Los hombros hacia atrás, unos movimientos de manos abiertos y unas expresiones faciales relajadas harán que te perciban como alguien cercano, pero que mantiene el control.

Además, a la memoria le afecta no lo que dices, sino cómo lo dices. Piensa en alguno de tus profesores favoritos de cuando estabas estudiando. Es fácil recordar su aspecto y características, e incluso puede que logres recordar el tono de su voz, pero es mucho más difícil recordar alguna frase que dijera, palabra por palabra. La comunicación no verbal deja una impresión duradera.

 

Aula física: El silencio es oro

La herramienta más importante para permitir a un grupo que se le ocurra algo más allá de lo convencional es el silencio. Una pausa efectiva dará a tus alumnos el espacio y el tiempo para reflexionar un poco más, permitiendo al pensamiento creativo que florezca. Los comunicadores sin confianza se apresuran en llenar el silencio, lo que significa que tienen que esforzarse mas, para resultar menos efectivos.

Una buena enseñanza debería resultar sencilla, ya que los alumnos tienen permitido hacer la parte difícil ellos mismos. Si sientes que estás dándolo todo y realizando un sobreesfuerzo, tal vez sea síntoma de que te estás extendiendo demasiado, o explicando de más algún concepto. Cambia de táctica haciendo preguntas abiertas y dejando una pausa tan larga como puedas antes de obtener una respuesta.

 

Aula física: Utiliza ejemplos tangibles

Los comunicadores brillantes saben que cuando estás explicando algo complejo, es importante utilizar ejemplos tangibles para que llegue el mensaje. Hans Rosling lo demuestra a la perfección en su TED Talk «Global Population Growth, Box by Box». Utiliza una analogía sencilla para evitar explicar de más un asunto relativamente complejo.

Por ejemplo, si bien todo el mundo entiende la diferencia entre million y billion, es bastante difícil comprender exactamente lo que eso significa. En cambio, demuestra la diferencia explicando que nos llevaría unos once días contar desde cero hasta un million, mientras que en contar hasta un billion tardaríamos casi 32 años.

 

En el aula digital: Sé breve

La principal diferencia entre la comunicación virtual y estar físicamente delante de una clase es que los espectros de atención son significativamente más cortos en línea. Esto significa que tienes que esforzarte todavía más para atraer y mantener la atención del grupo.

Las visiones generales de alto nivel, los descansos frecuentes y una propensión al «menos es más» son las mejores formas de evitar que tu grupo se distraiga. Cuando sientas que ya has transmitido tu mensaje será el momento ideal para incorporar la interacción, así que puedes dar paso a un cuestionario o un ejercicio de grupo. Si se imparte bien, la enseñanza online puede tener el mismo impacto (o incluso más) en los alumnos, pero hace falta ser breve.

 

En el aula digital: Acepta con naturalidad los errores

Los problemas técnicos, las mascotas de fondo y el timbre de la puerta parecían, en su momento, el peor de los pecados si estabas presentando profesionalmente en un entorno remoto. Hoy en día, sin embargo, las interrupciones se perciben como un aspecto más del día a día del trabajo online. Solo pierdes credibilidad cuando tu reacción ante estas distracciones es más dramática de lo necesario.

Una conexión a internet inestable, por ejemplo, no es el fin del mundo. Puedes, sencillamente, reaccionar con calma y, bien resolver el problema, bien buscar otro hueco. No trates de seguir adelante cuando tus alumnos se están perdiendo el 60% de lo que dices, ya que podría afectar a tu autoridad. Está ampliamente aceptado que a veces suceden errores y que estos, en gran medida, escapan a nuestro control. Mantén la compostura y tu integridad resultará incólume.

 

En el aula digital: Interactúa para despertar el interés

Haz todo lo que puedas para que la experiencia de aprendizaje sea divertida e interactiva. Si te riges por la norma N.o 1, «sé breve», ahora tendrás más tiempo para la clase. Juegos, ejercicios y minigrupos de charla pueden servir de pausa tras un periodo intensivo de lección.

Y no tengas miedo a servirte de otras voces… Pon videoclips, extractos de podcasts y, cuando sea posible, incluye a ponentes invitados para asegurarte de que la clase es interesante, y haz que tus alumnos siempre se estén preguntando qué vendrá después. Tal y como sucede en el aula física, cuanto más consigas que tus alumnos participen y hablen, más empoderados se sentirán ellos.

Susie Ashfield ha ayudado a empresas y personas de todo el mundo a comunicarse con claridad, confianza y capacidad de impacto. Entre sus clientes se encuentran organizaciones como Coca-Cola, la OTAN, Santander, Sky Sports o Rolls Royce. Si deseas saber más sobre su trabajo, pincha en este enlace.

www.speak2impact.com

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