No creemos que nadie pueda dudar hoy en día de la necesidad de fomentar la creatividad en el aula. Sabemos que el pensamiento creativo desarrolla la flexibilidad, la capacidad de adaptación, la motivación y la autoconfianza de nuestros alumnos, y que estas son algunas de las destrezas más necesarias para la vida adulta.
Pero ¿qué es la creatividad? La Real Academia Española nos da dos significados: 1. Facultad de crear. 2. Capacidad de creación, mientras que nuestro Cambridge English Dictionary la define como la habilidad para producir ideas originales e inusuales o para hacer algo nuevo o imaginativo.
Ahora reflexionemos y preguntémonos si estamos dando la oportunidad a nuestros alumnos de desarrollar esta capacidad de creatividad en el aula y esta habilidad para producir ideas originales.
Os proponemos un reto. Está demostrado que para que algo se convierta en hábito es necesario practicarlo durante 21 días. Os retamos a incorporar la creatividad en el aula durante este período y comprobar si hemos sido capaces de convertirlo en un hábito. Puede parecer que crear un hábito no es creativo pero la creatividad hay que ejercitarla y hay que integrarla de forma automática en nuestros hábitos de enseñanza para que realmente surja efecto y se integre de manera permanente en el trabajo en el aula. Y los que enseñamos sabemos que ¡nunca se deja de aprender!
Qué
La asignatura que impartimos no es estática sino dinámica. El idioma está en constante cambio y se van incorporando palabras frecuentemente dado que hay nuevas cosas que nombrar, realidades que antes ni siquiera existían, nuevos contextos. Pensemos en hacer algo diferente en cada clase e incorporemos una actividad cada día que se salga del temario e invite a los alumnos a la investigación y a que desarrollen esta habilidad para producir cosas originales. Por ejemplo, utilizar vocabulario conocido en contextos nuevos, o, al contrario, aprender vocabulario nuevo para contextos familiares. Pídeles que busquen contextos auténticos ellos mismos y que prueben a hacer asociaciones inusuales entre temas.
Cómo
Ya hemos hablado en este blog de la importancia del proceso en el aprendizaje. Evitemos la pregunta-respuesta única y los aprendizajes instantáneos y propongamos actividades que inviten a experimentar el proceso del aprendizaje. Si la respuesta es única invítales a pensar en distintas formas de llegar a ella. Planteemos problemas a solucionar con unos ‘ingredientes’ básicos y marquemos el objetivo, pero no el camino. Extendamos las tareas en el tiempo para que los alumnos tengan la capacidad de planificar y organizar su tiempo y su proceso de creación.
Quién
Reconozcamos las diferencias y preferencias de los alumnos e intentemos averiguar sus pasiones y sus métodos óptimos de aprender. Permitamos distintos ritmos, distintas formas de trabajar, de presentar sus trabajos, de participar en el aula, en definitiva, de aprender. Demos a los alumnos opciones entre las que elegir y evitemos dar instrucciones muy concretas para realizar una tarea.
Cuándo
No demos los aprendizajes por acabados y volvamos a ellos de forma regular. Proporcionemos tiempo de reflexión y volvamos a temas aprendidos en clases posteriores. No nos quedemos en otorgar una nota. Fomentemos el debate en el aula y demos la oportunidad a los alumnos de comentar y opinar sobre el trabajo de los demás.
Dónde
Pensemos en el entorno que rodea a los alumnos y reflexionemos sobre cambios que puedan fomentar la creatividad. Puede ser un cambio de distribución de las mesas trabajando en grupo en algunas ocasiones, cambiarse de sitio con alguien, dar la clase de pie, sentarse en las mesas, ir al salón de actos, etc. Qué tenemos a nuestro alrededor también es importante – pensemos en cambiar el contenido de las paredes con frecuencia, o mejor aún, que lo hagan los alumnos.
¿Se ha convertido en un hábito después de este período? ¡Nos gustaría conocer vuestras experiencias!