Con la llegada del COVID-19, la educación ha iniciado un proceso de transformación significativo. A medida que los temarios quedan incompletos y las dinámicas cambian, nos enfrentamos a una oportunidad única para rediseñar el sistema educativo. En esta nueva normalidad, las mascarillas, el distanciamiento físico, y la higiene rigurosa acompañarán a estudiantes y docentes en la construcción de una nueva forma de aprender.
¿Cómo podemos empezar a adaptarnos a esta nueva normalidad?
Profesor@s, alumn@s, familias y empresas hemos tenido y tendremos que adaptarnos a la nueva normalidad sencillamente porque nuestra vida, la de tod@s, lo merece.
Pero ¿cómo adaptarnos a esta nueva realidad? Resulta imposible dar una respuesta única a la incertidumbre que conlleva pero si podemos contemplar determinadas actitudes que nos acercarán a vivir este nuevo escenario desde una perspectiva mucho más proactiva y enriquecedora, tanto en nuestro desarrollo profesional como en lo personal. Aquí os proponemos algunas de ellas, especialmente enfocadas a la educación, pero que sin duda podéis extrapolar a otros aspectos de la vida.
La resilencia y adptación al cambio
La historia de la humanidad nos ha demostrado que ante las adversidades, las personas potenciamos nuestras capacidades para adaptarnos a las nuevas circunstancias, desarrollando y creando soluciones a las necesidades que surgen. Esta capacidad de adaptarnos a las nuevas exigencias nos permite avanzar y evolucionar como individuos y como sociedad.
Desarrollar o potenciar nuestra resiliencia, es decir nuestra capacidad para afrontar esta situación de crisis y salir fortalecidos/as de ella, es la primera de las cuestiones que tenemos que contemplar para iniciar la reconversión de nuestra profesión y vocación, nuestra nueva forma de ser docentes. Y no lo dudes todos/as somos en mayor o menor medida resilientes, tú también; piensa en situaciones difíciles que has tenido que afrontar, dentro o fuera de la educación, y como conseguiste salir de ellas.¿ Lo recuerdas?, pues está es una más.
El aprendizaje continuo
El aprendizaje continuo nos mantiene en constante desarrollo y es clave en nuestra motivación. En una situación como esta, aquell@s que no asuman sus carencias, limitaciones, desconocimientos y/o no quieran aprender a superarlas, serán víctimas de otro virus muy extendido en la sociedad, el de la resistencia al cambio y que en el ámbito educativo, tarde o temprano causará la muerte como docente de quien lo sufra.
Aceptar nuestra ignorancia y reconocer lo mucho que podemos y aún nos queda por aprender, nos invitará a seguir nutriéndonos, dándonos la oportunidad de incorporar otras visiones que nos ayuden a sentirnos y ser mejores profesionales.
Seamos flexibles y liberémonos de nuestra verdad absoluta, de hacer lo mismo de siempre o de creer que nuestra forma de hacer las cosas es lo obvio. Escuchemos y agradezcamos a las personas que nos dan sugerencias, recomendaciones, alternativas, opciones diferentes a las nuestras y probemos, quizás nos sorprendamos.
Optimismo y positivismo
Ver la vida con optimismo y positivismo no significa dar la espalda a la realidad. Aprender a desarrollar una actitud positiva y optimista ante las circunstancias favorecerá tu creatividad, te desinstalará de la queja improductiva y te permitirá, poniendo la mirada en un futuro mejor, analizar los pros y los contras de las nuevas opciones para que puedas elegir.
Enseñar a nuestro alumnado a desarrollar una actitud positiva y optimista ante las circunstancias provocará en ellos los mismos resultados.
DAFO: compañerismo y empatía
No hay nada peor que el sentirse solo ante la incertidumbre. Es quizás por ello que este momento el claustro cobra más sentido que nunca al representar no solo un equipo de docentes si no de personas que aúnan sus energías, esfuerzos, conocimientos y capacidades para afrontar esta situación acompañad@s.
Desde tu rol de docente fomenta, anima y anímate a crear espacios o momentos para analizar las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades (DAFO) tanto del alumnado como de ti a nivel individual, del equipo de docentes y/o del centro ante esta nueva situación; conoceros os permitirá adaptaros a esta nueva realidad .
Creatividad, emocionalidad y r/evolución de los métodos de enseñanza
Nelson Mandela decía que “La educación es el arma más poderosa que existe para cambiar el mundo” Pues vamos a ello:
- Reactiva tu ilusión y da la bienvenida al tipo de docente que siempre has querido ser.
- Potencia tu lado más cercano, ese que te permitirá entender y descubrir las realidades y necesidades de tu alumnado para atender mejor a su educación.
- Desempolva tu “maletín del docente”, ese que respalda tu: “si a mí me dejaran …” y ponte a trabajar con todos los recursos que sepas que ahora más que nunca son los que hay que utilizar.
- Ábrete aún más a la posibilidad de una fusión de la enseñanza tradicional con el aprendizaje apoyado en recursos tecnológicos o visuales, el trabajo por proyectos, el aprendizaje a través de lo cotidiano u otras fórmulas aún por descubrir.
- Si finalmente se da, saborea y aprovecha la tan deseada bajada de la ratio de alumn@s en la clase que te permitiría, entre otras:
- la atención más personalizada donde serás guía que tutoriza el aprendizaje,
- una gestión del aula que contemple la realidad integral del alumnado
- o el acompañamiento emocional que tan necesario será en la nueva normalidad para muchos de nuestros/as chic@s.
Pasión vocacional
La vocación y la pasión por la enseñanza deben guiarnos en esta nueva normalidad. Como docentes, debemos contagiar a nuestros estudiantes con el deseo de aprender y reinventarnos para ofrecerles un mejor futuro.
No olvidemos que esta nueva realidad es una oportunidad para salir fortalecidos y adaptados a un nuevo mundo. ¡Vamos a superarla juntos!
Piedad Castellanos. Psicóloga.
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