Qué significa ser padre y madre es una aventura apasionante donde las haya. Cada día es un nuevo descubrimiento sobre nosotros mismos y sobre las personas que trajimos al mundo, a quienes debemos cuidar y acompañar en su crecimiento de la mejor manera que sabemos.
Si en una situación cotidiana esta responsabilidad elegida y asumida puede ser compleja, ¿qué decir cuando la situación se vuelve inesperada, como en un encierro obligado durante 24 horas, 7 días a la semana, para protegernos de un virus que ha alterado nuestras vidas? La actividad fuera de nuestras cuatro paredes se ha ralentizado y nuestras casas han cobrado una nueva vida. Aunque mantienen las mismas dimensiones, ahora son también cuarto de juegos, clase, gimnasio y oficina, todo dentro de esas cuatro paredes.
Los que las habitamos, tanto adultos como niños, tenemos necesidades, intereses, opiniones y ritmos diferentes. Estas diferencias siempre han existido, pero se hacían más llevaderas porque el trabajo, el instituto, el colegio y los amigos nos esperaban afuera.
Gestionar los confinamientos, cada uno con sus circunstancias personales, es una de las situaciones más complejas a las que nos hemos enfrentado. Todos, adultos, jóvenes, adolescentes y niños, hemos hecho esfuerzos y sacrificios.
Sentimientos bipolares se solapan: tristeza, enfado, alegría, sorpresa, miedo o desagrado. La vida siempre nos regala una gama de emociones y el COVID-19 ha intensificado esta experiencia impredecible. Gestionar estas emociones y estados de ánimo es crucial. Como padres y madres, somos un punto de referencia para nuestros hijos. Podemos ser su espejo, su rival, su problema o su conflicto, dependiendo de nuestras acciones. Aunque nadie nos enseñó a ser padres o madres, podemos aprender y adaptarnos.
Con el mayor respeto por cada circunstancia individual que estáis viviendo, os invitamos a seguir este breve decálogo para la supervivencia en tiempos inciertos:
- Reconoce y acepta las diferencias: Las necesidades, principios y valores de cada miembro de la familia son distintos. Permítete y permite la expresión de estos sentimientos. El más adulto puede poner fin a los conflictos.
- Acepta la tristeza: La pérdida trae consigo nostalgia, inseguridad y tristeza. Vívela sin regodearte en ella; sé un buen ejemplo de cómo enfrentarla.
- Evita críticas y quejas constantes: Si algo no está en tu mano, las críticas solo aumentarán la frustración. Enfócate en soluciones.
- Respeta tus cambios de humor: La impotencia puede afectar tu estado de ánimo, pero no lo pagues con quienes más quieres; ellos no tienen la culpa.
- Date tiempo para ti: Permítete momentos a solas y permite que los demás también los tengan, especialmente los adolescentes.
- Busca el optimismo y el disfrute: Aunque el encierro es desafiante, busca nuevas formas de entretenimiento y mantén un enfoque positivo.
- Reconoce tu humanidad: Eres un padre o madre vulnerable, no pretendas ser más de lo que puedes. Tu esfuerzo ya es una heroicidad.
- Expresa y da amor: La rutina diaria puede limitar el tiempo para el afecto. Aprovecha cada oportunidad para mostrar amor.
- Escucha sin juzgar: Explica, escucha y comprende las dudas, tristezas y miedos de tus hijos sin emitir juicios.
- Da sentido al encierro: Ayuda a tus hijos a encontrar significado en la situación y piensa en cómo celebrarán el final de este periodo, permitiéndoles disfrutar con sus amigos si así lo desean.
En resumen, entender qué significa ser padre y madre en tiempos de crisis es fundamental para manejar las emociones y desafíos que enfrentamos. Con cariño y comprensión, podemos superar estos momentos difíciles y crecer juntos como familia.
Piedad Castellanos. Psicóloga.
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