En este post descubriremos cómo la metodología ABP además de fomentar la creatividad, la motivación y el espíritu emprendedor, puede desarrollar nuestro cerebro a través de las funciones ejecutivas.

A través de esta metodología, nuestro alumnado tomará decisiones, organizará el trabajo y distribuirá tareas, etc. Y lo más importante desarrollará funciones que no son completamente innatas, sino que pueden adquirirse y desarrollarse.

Las funciones ejecutivas son como el director de orquesta del cerebro. Serán las encargadas de asegurar que lo planificado se realice.

10 funciones ejecutivas del cerebro que se activan cuándo proponemos un reto a nuestros alumnos:

  1. Razonamiento: Cuando planteamos un reto a nuestro alumnado esta función ejecutiva se activa para establecer ideas, elaborar hipótesis y conectar los distintos tipos de información.
  2. Planificación y fijación de metas: estas dos funciones ejecutivas se activan prácticamente a lo largo de todo el proyecto. Son las que a generarán un plan de actuación con objetivos a corto plazo hasta llegar a la meta.
  3. Toma de decisiones: el alumnado desarrollará esta habilidad que les permitirá determinar qué alternativa elegir de entre las múltiples que genera el pensamiento creativo.
  4. Inicio y finalización de tareas: Durante la realización de todo el proyecto, los equipos deberán decidir cuando iniciar y finalizar las tareas. Esta función ejecutiva, también la activaremos durante los procesos de crítica y revisión del proyecto. En ese momento el equipo debe consensuar si se ha conseguido los objetivos o no.
  5. Organización: entendida como la competencia de estructurar y unificar la información esta función ejecutiva se activará durante todo el proceso de elaboración del proyecto.
  6. Inhibición: en este caso, nos encontramos ante una función que al activarse, va a regular las relaciones entre el alumnado. Para conseguir el producto final todo el equipo debe ajustar los impulsos individuales en pro del proyecto común. Es una de las funciones ejecutivas más importantes y difíciles de trabajar, por lo que si se trabaja desde edades tempranas nuestro alumnado estará preparado para trabajar en equipo.
  7. Monitorización: habilidad para ceñirse a lo establecido y reflexionar acerca de si se ajusta al objetivo del reto.
  8. Memoria de trabajo verbal y no verbal: capacidad para almacenar información para poder operar con ella. Esta función ejecutiva es seguramente la que más trabajaremos durante los proyectos y cuyos resultados influirán en nuestro alumnado a lo largo de su vida escolar y adulta.
  9. Anticipación: prever con antelación los resultados de las acciones y sus consecuencias.
  10. Flexibilidad: Capacidad que nos permitirá cambiar, adaptarnos a circunstancias y modificar nuestras acciones o emociones. Al trabajar por proyectos activaremos la función ejecutiva para diluir la rigidez cognitiva y emocional de nuestro alumnado.

 

Activando estas funciones ejecutivas al trabajar en ABP en nuestras aulas,  conseguiremos alumnos y alumnas flexibles y colaborativos. Logrando así pasar de obedecer una disciplina exterior a la autodisciciplina. En definitiva evolucionando de un proceso de obediencia en las antiguas aulas, a un proceso de autonomía con metodologías activas.

 

Autora: Miriam Diana García Mascaraque
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En un mundo cada vez más virtual, la popularidad de los exámenes digitales va en aumento. Cada vez utilizamos más nuestros dispositivos electrónicos, por lo que no es de extrañar que muchos de los alumnos se sientan más cómodos realizando exámenes digitales que sus equivalentes tradicionales en papel.