Un incidente crítico en el e-learning: el caso del profesorado en la sombra
“¡Mamaaaaaá, el ordenador no funciona, no puedo escuchar a la profesora!”, “¡Papaaaá, no entiendo lo que tengo que hacer en este ejercicio!” ¿Te resulta familiar? A principios de 2020, el coronavirus irrumpió en nuestras vidas casi de la noche a la mañana, forzando el cierre de los centros educativos y llevando a la búsqueda urgente de alternativas para continuar con la formación de nuestros jóvenes. Este cambio forzó un traslado del centro de la enseñanza del profesorado al alumnado en el contexto del e-learning. Finalmente, los estudiantes ocuparon el centro de su propio aprendizaje, mientras que los docentes se convirtieron en «asistentes del aprendizaje». Es curioso que haya sido una crisis sanitaria la que nos ha empujado hacia el modelo pedagógico del e-learning que muchos esperaban desde hace tiempo. Pero, ¿qué ocurrió realmente? ¿Se convirtió el alumnado en el protagonista de su educación? ¿Qué estamos aprendiendo de esta nueva situación?
El resultado del experimento
El efecto del cambio descrito en el párrafo anterior fue que los niños y niñas buscaron rápidamente ayuda en sus madres y padres. En las casas se establecieron turnos para explicar, resolver ejercicios, corregir, … En definitiva, las familias pasaron a ocuparse de las tareas que los maestros y maestras ya no podían abordar, por más que pusieran todo su empeño en ello. De una manera espontánea, los padres y madres se vieron obligados a ocupar el hueco dejado por el profesorado. En consecuencia, se ha reproducido el modelo anterior: los niños y niñas han seguido sin ser los protagonistas de su propio aprendizaje. La principal razón para esto es que nuestros pequeños no poseen la competencia para el trabajo autónomo y esto es clave en una enseñanza centrada en el alumnado. Pero: ¿cómo puede el alumnado adquirir esta competencia? ¿qué es lo que necesitaríamos para ayudarles verdaderamente?
La autoeficacia como herramienta para la autonomía en el e-learning
En un interesante entrada, en este mismo blog, Laura Sigsworth explicaba los beneficios de fomentar en el alumnado las competencias del aprendizaje autónomo. Sin duda, esta aproximación al proceso de enseñanza-aprendizaje es clave para alcanzar el objetivo señalado anteriormente de que el protagonismo se desvíe desde el profesorado al alumnado. ¿Pero dónde podrían estar las claves para conseguir este cambio?
La psicología de la educación ha generado evidencias suficientes en las últimas décadas que apuntan a la necesidad de que los profesores incorporen a sus objetivos, de forma explícita y consciente, algunos aspectos que tradicionalmente no se consideran en el aula, al menos con la intensidad y frecuencia que debieran. La razón es que, para que el aprendizaje de estrategias relacionadas con la autonomía sea efectivo, hay una serie de variables psicológicas que debemos, ineludiblemente, trabajar previamente con lo estudiantes.
Una de las más importantes es la auto-eficacia, término que Albert Bandura definió como la confianza de la persona en su propia capacidad para abordar una tarea. Hoy en día sabemos que: (1) la autoeficacia está estrechamente relacionada con el aprendizaje de los estudiantes. Es decir, cuanto más auto-eficaz sea un estudiante, mejor será su aprendizaje y (2) esta variable es un condicionante de la adquisición de estrategias de aprendizaje. Esto quiere decir que, si un estudiante tiene un bajo nivel de autoeficacia, la adquisición de estrategias de aprendizaje es más complicada. Como consecuencia, si el profesorado quiere trabajar de forma efectiva esta competencia para aprender a aprender con su alumnado, resulta imprescindible incorporar procedimientos que mejoren, simultáneamente, la autoeficacia de los estudiantes. De lo contrario, el esfuerzo podría ser baldío.
Cómo trabajar la autoeficacia de los estudiantes en el aula de inglés mediante e-learning
Numerosos estudios han demostrado que la autoeficacia de los estudiantes puede mejorarse mediante un entrenamiento adecuado. Este entrenamiento aumentará la sensación de control del estudiante sobre la tarea. Aquí algunas pautas prácticas para aplicar en el aula de inglés en un entorno de e-learning:
- Generar situaciones de aprendizaje satisfactorias proporcionando retroalimentación positiva y ánimo. En el aula de inglés se podrían plantear tareas para realizar individualmente y pedir a los estudiantes que evalúen el ejercicio del compañero, indicándole en qué aspectos puede mejorar, valorando sus aciertos y escribiendo en inglés un mensaje de ánimo.
- Implicar a los estudiantes en el diseño de la evaluación para que comprendan mejor los objetivos de aprendizaje. Se puede plantear una actividad en la que los propios estudiantes diseñen, junto al profesor, la rúbrica que se utilizará en la evaluación de una tarea. Esto orientará a los niños y niñas sobre qué es lo importante y les ayudará a interiorizar de forma natural lo que se espera de ellos en la tarea, incrementando las probabilidades de éxito.
- Utilizar listas de verificación en los ejercicios de escritura. Cuando se realiza un ejercicio de escritura en inglés, el profesorado puede suministrar al alumnado una lista de verificación para que el estudiante monitorice el texto que está escribiendo. Este tipo de estrategias orientan al estudiante para planificar y ejecutar la tarea de la forma esperada, aumentando su seguridad y la sensación de dominio de la misma, además de incorporar la autoevaluación al proceso de aprendizaje.
4. Utilización de correctores automáticos de la gramática y ortografía de un texto.
Existen correctores gratuitos online como, por ejemplo, Grammarly y Write & Improve que permiten al estudiante escribir un texto y solicitar una corrección automática del mismo. En esta corrección, el propio alumnado puede trabajar con sus errores y mejorar el texto sin la intervención del profesorado, facilitando su autonomía y sensación de control, lo que, a su vez, redundaría en un aumento de su auto-eficacia para la escritura en inglés.
En definitiva, lo que nos está sugiriendo el coronavirus es que hagamos un esfuerzo para dotar a los estudiantes de herramientas que les permitan trabajar de manera autónoma y sin tanta dependencia de nuestro papel como profesores y profesoras. Para ello, la mejora de los niveles en algunos constructos psicológicos del alumnado, como puede ser la auto-eficacia resulta clave.
Diego Ardura
Profesor de la Facultad de Educación
Universidad Nacional de Educación a Distancia