¿Cuál es esa competencia para la vida que de verdad te gustaría desarrollar? Seguro que muchos de vosotros responderíais que la creatividad, y no os faltarían motivos. Los educadores consideran que el pensamiento creativo es una de las competencias para la vida más importantes en el siglo XXI. Mauricio Shiroma, profesor y formador, comparte tres lecciones que te permitirán incorporar la creatividad en tus clases mediante el uso del Cambridge Life Competencies Framework.

La creatividad es uno de los rasgos que configuran nuestra humanidad. Lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que, aunque logremos proveer de inteligencia artificial a los ordenadores más potentes y conseguir que imiten la creatividad para enseñarles cómo surgen las ideas creativas en la mente humana, no podrán distinguir lo que es relevante o valioso sin ayuda humana.

Pese a todo, la creatividad sigue siendo una competencia misteriosa y fascinante, hasta el punto de que fue considerada una fuerza sobrenatural o un don de los dioses hasta los albores de la era moderna. Incluso en nuestros días, los estudios científicos no logran detectar qué partes del cerebro están específicamente asociadas a la creatividad, y perduran numerosas incógnitas en torno a ella. Hay científicos que llegan a asegurar que hay un porcentaje de la creatividad que es hereditario.

En realidad, ello es una buena noticia ya que implica que, principalmente, la creatividad se aprende y que procede de diversas fuentes tanto internas como externas. Por ende, el fomento del pensamiento creativo en el aula debería ser la principal prioridad del profesor.

 

Cambridge Life Competencies Framework

La mayoría de educadores estarán de acuerdo en que la creatividad debería formar parte central del proceso educativo, no solo para ayudar a los alumnos a que saquen buenas notas, sino como forma de prepararles para el éxito en la vida. Por otro lado, la necesidad de evaluar el desempeño de los alumnos y lo limitado del tiempo del que se dispone a menudo evitan que se desarrollen en clase actividades que propician el pensamiento creativo.

Así que, ¿cómo podríamos empezar a incorporar en la planificación de nuestras clases la puesta en práctica del pensamiento creativo? Cambridge ha desarrollado el Cambridge Life Competencies Framework a fin de ayudar a los profesores a entender cómo se pueden incorporar a las programaciones de enseñanza del inglés algunas importantes competencias para la vida en el siglo XXI. Cada una de estas competencias se divide en tres áreas. En el caso del pensamiento creativo, son las siguientes:

Prepararse para la creatividad

 Generar ideas

 Poner ideas en práctica y resolver problemas

Podemos preparar a los alumnos para la actividad creativa pidiéndoles que participen en ejercicios que favorezcan el desarrollo de competencias creativas (el juego de roles, escuchar música, desarrollar tareas creativas, la lluvia de ideas de normas gramaticales y del significado de palabras nuevas, los juegos donde han de empatizar con alguien para adoptar otras perspectivas, etc.).

Se puede estimular a los alumnos para que generen ideas mediante la creación de un entorno seguro donde no les dé miedo realizar sugerencias durante las actividades, ayudándoles a explicar en detalle lo que quieren decir y alabándoles su originalidad e imaginación. Ayudamos a los alumnos a poner ideas en práctica y a solucionar problemas, permitiéndoles que pongan a prueba y perfeccionen cosas que hayan imaginado en el aula. Son medidas sencillas que se pueden adoptar e incluir con facilidad en tu práctica educativa.

Puede parecer que todo esto conllevará tener demasiados aspectos en cuenta mientras se está dando clase, así que trata de prestar atención a estas tres lecciones básicas sobre pensamiento creativo antes, durante y después de las clases.

La creatividad empieza en la imaginación

Hay multitud de momentos en tus clases que te ofrecen la oportunidad de fomentar el uso de la imaginación. Pide a los alumnos que imaginen lo que podría haber pasado al final de una historia. Invítales a que se inventen las circunstancias del personaje de una imagen. Requiéreles que expliquen cómo suceden las cosas o por qué existen. Plantéales el desafío de encontrar respuestas o soluciones creativas a situaciones que aparezcan en algún texto. Siempre puedes trabajar con lo implícito, con el contenido de imágenes o con las propuestas de los ejercicios.

Si los alumnos tienen ideas, pero nunca las ponen en práctica, lo que están practicando es la imaginación, pero no la creatividad.

Es genial que los alumnos empleen su imaginación para comentar posibilidades diversas. No obstante, asegúrate de que, de vez en cuando, realmente sale algo de ahí. Por ejemplo, podría ser que les pidieras que se imaginen que están en una isla desierta y que tienen que hacer una lista de las cosas que necesitan para sobrevivir. Pero ¿hasta qué punto sería esto práctico y útil? ¿No hay otras posibles situaciones en las que tendrían la oportunidad de aplicar los resultados del proceso de pensamiento creativo? ¿Eres capaz de crear una situación real en el centro en la que los alumnos tengan que encontrar formas creativas de solucionar un problema y ponerlos realmente a prueba?

La creatividad requiere práctica y disciplina si ha de convertirse en algo que pueda aprenderse y mejorarse.

¿Y si creas una tradición en tus clases? ¿Se te ocurre alguna actividad que repetir durante el curso, algo que pueda hacerse con cierta regularidad, que fomente la participación del grupo y les invite a ser creativos? Sea lo que sea lo que decidas hacer, recuerda que cuanto más practiquen los alumnos el pensamiento creativo, mejor se les dará.

No estoy seguro de que exista una única manera de incluir estos principios en tu enseñanza, así que plantéate las siguientes preguntas:

Cada uno de nosotros se enfrenta a una realidad diferente, pero siempre deberíamos considerar el pensamiento creativo como un componente clave de nuestra práctica educativa.

Ponte al día con el webinar de Mauricio:  Creative thinking across the learning journey.

 

Mauricio Shiroma

Mauricio enseñó inglés, formó a profesores de inglés como lengua extranjera y trabajó para varias editoriales de inglés como lengua extranjera para pasar a convertirse en freelance hace diez años. Ha trabajado como autor, colaborador y editor de una gran variedad de publicaciones en el ámbito de la enseñanza desde la etapa preescolar hasta los últimos cursos de secundaria, entre otras, cursos preparatorios para alumnos que se presentaban al examen nacional de entrada a la universidad (ENEM).

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En este artículo, el investigador de Cambridge Graham Seed reflexiona sobre la importancia de enseñar competencias lectoras, por qué la lectura es tan útil en el mundo real y los retos a los que se enfrentan los profesores de inglés, además de darnos tres consejos para la enseñanza de competencias lectoras en clase.